04 de marzo de 2007. Un chico de 16 años, habilidoso, irreverente y fresco en su juego celebraba su gol con un mensaje: “Lo justo tio Pacori”. El mensaje iba a un coordinador de menores. El chico con la camiseta “7” siguió jugando con ese atrevimiento y dribbling únicos de un talento, de un genio del balón. De sus pies nació el segundo gol de su equipo. El rival: Brasil, el escenario: Sudamericano Sub-17 en Ecuador, el talentoso delantero: Reimond Manco.
25 de marzo de 2007. Reimond estaba ansioso y nervioso. El último partido del sudamericano decidiría la participación de Perú en el Mundial Sub-17. La número 7 se quedaba guardada por una doble amarilla. El empate contra Argentina clasificó a todo un grupo de muchachos al máximo escenario deportivo. Manco era parte de la historia.
Pero si a alguien le quedaban dudas del talento de Manco, en el mundial las dudas se esfumaron y todos vieron en el “7” de la bicolor como la próxima estrella en el extranjero y en la selección absoluta. Pero no solo él, se había formado un buen grupo de jóvenes valores. El futuro se veía prometedor.
Algunos se perdieron, algunos supieron esperar su oportunidad y uno, solo uno logró “cruzar el charco” y emigrar. El destino: Holanda, el equipo: PSV. Por ese tiempo, el equipo holandés había tenido en su plantilla a una gran promesa peruana (Jefferson Farfán) y la buena experiencia les hizo optar nuevamente por otra en el mismo país.
AUTOR
David Jonn
Blogger Fútbol. Twitter: @DavidJonn