David Jonn: Argentina pierde altura: Apenas sumó 4 puntos en 3 partidos

Por David Jonn

La Argentina volvió a ser más de lo mismo, un equipo desordenado, ansioso, presionado, plagado y lleno hasta el tope con jugadores de un nivel óptimo, pero que juntos pareciera que se quitan espacio o no entienden el juego del otro. Argentina no es un equipo, son individualidades. Lamentablemente el fútbol es un juego de once, un juego colectivo.

Contra Bolivia, la selección más débil en este difícil torneo clasificatorio (cero puntos en dos partidos) y la que menos avances ha demostrado para poder pelear un cupo a Brasil 2014, Argentina tenía una obligación con su gente, con su nación, con la historia. Hace unos meses atrás, Venezuela lograba algo histórico: ganar por primera vez a la albiceleste.

Claro que Venezuela ha logrado mejorar su fútbol y causar toda una revolución a nivel deportivo. Hoy, la Venezuela de Farías es un “dolor de cabeza” para cualquier país del continente. Por otra parte, Bolivia no convenció en la Copa América y hasta ahora no convence en las Eliminatorias, inclusive con la altura a su favor Colombia le ganó con toda justicia, corriendo más, metiendo más. Para cualquiera Bolivia iba a “pagar los platos rotos”.

Pero no fue así, Quinteros volvió a usar una estrategia parecida a la usada en la Copa América. Un planteamiento netamente defensivo, con diez hombres por detrás de la pelota y un solo delantero para aguantar arriba: Martins. Por el lado de Argentina, Sabella iba a usar las bandas para crear daño, añadiendo las creaciones de Messi con Pastore y la efectividad de Higuaín.

Desde el primer minuto, la posesión del balón, la iniciativa y el control del juego lo tuvo la Argentina, pero no podía concretarlo con gol. El primer tiempo pasó con un dominio absoluto de Messi y compañía, pero el gol no llegaba. No es un secreto que la primera línea de Argentina es muy frágil. Burdisso es el mismo de la Copa América, Demichelis parece que ya cumplió su ciclo.

El juego se volvió un ataque y defensa y en estos casos solo hay dos opciones: O el equipo que defiende mete un gol y por lo general termina llevándose algo o el equipo que ataca consigue el primer gol y cae uno tras otro. En el estadio Monumental pasó lo primero: Martins consiguió ganarle una pelota importante a Demichelis en área argentina y la metió en el arco de Romero, quién no podía creer lo que había pasado. Bolivia conseguía lo inesperado, se repetía lo de la Copa América.

Como aquella vez, la respuesta al gol boliviano vino del banco. Agüero, quién había logrado el empate en la Copa América, no estaba en la lista, sin embargo Lavezzi entró a tratar de abrir el juego y darle un refresco a la ofensiva. Su primer toque fue gol y Argentina consiguió el empate muy rápido. El gol del visitante parecía un pequeño tropiezo y el camino hacia la victoria estaba separada por un gol.

Pero así como tan cerca y a la vez tan lejos, el gol nunca llegó. Ni Messi con su “magia”, ni Higüaín con sus tripletes, ni Pastore pudieron lograr algo que parecía tan simple. Bolivia ganó un punto, Argentina perdió dos y ahora debe ir a Barranquilla por los tres puntos a enfrentarse a una selección con un poder ofensivo más grande que Bolivia. Antes la victoria de Argentina sería una probabilidad, pero hoy solo es una posibilidad.